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NO te dejes engañar, un DISCURSO con otra ACCION = FASCISMO
La huelga de hambre es una herramienta de lucha no violenta para exigir justicia o en defensa de los derechos pisoteados. Es un último recurso que trata de apelar a la humanidad y compasión de los que están en el poder. También suele ser un medio para movilizar a las masas con un fuerte llamado a su sensibilidad y su humanismo. Expresa mucho coraje, decisión y una enorme capacidad de sacrificio pues los que recurren en serio a esta medida extrema están dispuestos incluso a morir, tras una larga agonía que va mermando sus fuerzas vitales hasta llegar al aniquilamiento total. Ghandi, ese Gran Maestro de la No Violencia, recurrió 17 veces a la huelga de hambre y mediante ellas logró importantes objetivos sociales y políticos, entre ellos, nada más y nada menos que la independencia de la India del Imperio Británico.

Fue también muy famosa la huelga de hambre de un grupo de militantes de Irlanda del Norte en pro de su independencia. Todo el mundo asistimos con el corazón en un puño a la lenta agonía de los huelguistas que en nada lograron conmover la actitud inflexible de la entonces primer ministro Margaret Thatcher, mejor conocida como la “Dama de Hierro”, por su intransigencia, su dureza y su negativa a ceder un milímetro en su decisión de no negociar con los presos políticos. Diez huelguistas ayunaron hasta morir, entre ellos su líder Bobby Sands, que había sido elegido al parlamento durante su larga huelga de hambre que duró 66 días.
La huelga de hambre ha sido también un arma de combate no violento de los opositores al gobierno de los Castro en Cuba. Lamentablemente, no han logrado mucho con su sacrificio, pues los Castro han desconocido sus luchas calificándolos como agentes del Imperio. La larga lista de los que perecieron en su huelga de hambre se inició en 1966, con Roberto López Chávez, de 25 años, que murió el 11 de diciembre de 1966 en la prisión de Isla de Pinos en protesta por una salvaje golpiza que le dieron los guardias. Duró 70 días sin recibir ayuda alguna y murió. El último, hasta ahora, ha sido Orlando Zapata que murió tras 85 días de ayuno en febrero de este año de 2010.

Los gobiernos intransigentes, para justificar su negativa a negociar, siempre han visto en la huelga de hambre un modo de suicidio. Pero la huelga de hambre no es suicidio, pues el suicida elige quitarse la vida y el huelguista de hambre deja en otros la responsabilidad de seguir o no viviendo.

En Venezuela estamos asistiendo a la lenta agonía de Franklin Brito, un productor agropecuario del estado Bolívar que se declaró en huelga de hambre, tras la expropiación de sus tierras. Ha estado en varias huelgas que ha levantado cuando le han prometido una solución justa para sus demandas. Pero las ha vuelto a retomar cuando se ha visto engañado. En los actuales momentos, según sus propias palabras, lo único que pide es que se aclaren los actos de corrupción en torno al caso de su finca y que la indemnización que le ofrecieron se haga de forma legal, pues alega que en el proceso hubo negocios muy turbios en los que él no tuvo nada que ver. Según esto, sólo pide que se haga una investigación seria y se aclaren los hechos.

Franklin Brito está recluido contra su voluntad en el Hospital Militar y está en una nueva huelga de hambre desde el primero de marzo. Parece un esqueleto viviente pues pesa sólo 41 kilos y hace un par de días decidió iniciar también una huelga de sed, negándose a ingerir líquidos, y asegurando que está dispuesto a morir en defensa de la justicia y la libertad. Según las palabras del propio Brito, tomó esta decisión extrema, después de que “aproximadamente a las 9:30 de la noche del viernes un grupo de militares, médicos y enfermeros me tomaron con violencia y me sedaron. Cuando me desperté aproximadamente a las 4:00 de la mañana, estaba en terapia intensiva, y procedí a quitarme todos los aparatos y sondas que me habían puesto, declarándome en huelga de sed. Me he negado a recibir tratamiento médico o monitoreo alguno”.

La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, ha justificado la actitud del gobierno alegando que el productor se encuentra incapacitado mentalmente. Sin embargo, las diferentes pruebas psiquiátricas que se le han hecho, no han evidenciado ninguna anormalidad y la conducta y razonamientos de Brito no muestran precisamente incapacidad o insania mental, sino un tremendo coraje y una voluntad de hierro, que son un desafío a nuestra pusilanimidad. ¿Permitiremos los ciudadanos, sin hacer nada o meramente lamentarnos, que Brito vaya agonizando ante nuestros ojos como si se tratara de un nuevo capítulo de una telenovela real del cinismo, la crueldad y la irresponsabilidad?
jueves, 03 de junio de 2010

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