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PUEBLO ellos SON:

PUEBLO ellos SON:
NO te dejes engañar, un DISCURSO con otra ACCION = FASCISMO
Dr. Edgar Jaimes (*)

En la primera parte de esta reflexión señalé las principales Causas-Problema que están estrechamente ligadas a la devastación que ha sufrido el planeta en los últimos cincuenta años a raíz de la imposición de una Racionalidad Económico-Instrumental, cuyo objetivo es manejar la oferta ecológico-ambiental planetaria como un depósito inagotable de recursos naturales a su entera disposición productivista.
También indiqué las premisas de la Racionalidad Ambiental sustentada en los factores que son necesarios para la construcción o reconstrucción de la Sustentabilidad Ecológico-Ambiental del planeta, partiendo del análisis de los procesos que explican el origen, la dinámica, la evolución y la meta-estabilidad de los sistemas Complejo-Disipativos, en particular los derivados de la relación Naturaleza-Humanidad.
En esta segunda parte presentaré algunas notas tomadas durante la disertación titulada “La Esperanza de un Futuro Sustentable: Utopía de la Educación Ambiental”, expuesta por el Dr. Enrique Leff en el VI Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental, realizado entre el 16 y 20 de septiembre de 2009, en San Clemente del Tuyú, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

La conferencia del Dr. Leff estuvo relacionada con dos aspectos: I.) Prolegómenos a una filosofía de la esperanza de sustentabilidad y II.) Pedagogía de la esperanza: utopía de la educación para la sustentabilidad. Las notas de la conferencia de marras están referidas al primer aspecto y las puntualizo como sigue:

1º) “La misión de la filosofía ya no es entender el mundo, sino transformarlo”, habría exclamado Marx al lanzar su cruzada en pos del socialismo científico, aquel que arrastrado por el socialismo real fue perdiendo su halo utópico en la competencia con el capitalismo…Esta épica utópica que buscaba la humanización de la naturaleza llevó a desnaturalizarla y objetivarla a través del conocimiento científico-tecnológico para alimentar la productividad del capital, induciendo la destrucción de sus condiciones de sustentabilidad.
2º) No obstante, el Dr. Leff enfatizó que: …desde el saber ambiental, hemos mirado al conocimiento, más allá del entendimiento de la realidad… impulsado la incorporación del saber ambiental en el currículum y en las prácticas educativas…construido una visión propia de la complejidad ambiental…resistido a la colonización de nuestros saberes y tendido el puente de la interdisciplinariedad de las ciencias hacia la revalorización y emancipación de los saberes locales y al diálogo de saberes… pensado una Racionalidad Ambiental que abre el camino hacia la sustentabilidad basada en la diversidad cultural, en una política de la diferencia y una ética de la otredad.
3º) Con base en esos saberes, según Leff: … prefigurar el futuro…es repensar la utopía…preguntarnos nuevamente sobre aquel horizonte que se ha perdido en los nubarrones de la metafísica y de la ciencia que han cerrado las miras del pensamiento en la positividad del presente y de la realidad ya construida…
4º) De allí que: …La utopía… no es la fantasía quimérica que mantiene la vida humana suspendida en una ilusión…el sueño que sirve para reparar el cansado cuerpo y para liberar las represiones de la conciencia del yo…la realización de los deseos inconscientes en la nocturna faz de nuestra existencia a través del poder de la tecnología y el consumo en el mercado.
5º) Por el contrario, La utopía es: …la movilización de lo real hacia lo posible a través del pensamiento y de la acción social…De esta manera, lo posible desde lo real se construye por lo socialmente posible… a través de…una ética de la responsabilidad hacia la vida…abriendo el campo de lo posible dentro de las condiciones cósmicas, geofísicas y ecológicas del planeta vivo… hacia posibles formas sustentables de apropiación y transformación de la naturaleza.
6º) De acuerdo con el Dr. Leff: …para construir el futuro es necesario activar modos de producción alternativos a la cosificación trazada desde la racionalidad moderna, que conduce hacia abismos de insustentabilidad, es decir construir los significados…de nuevos modos de pensar, de sentir y de ser; que…forjen los referentes y objetivos de nuevos derechos humanos hacia el ambiente y hacia una vida sustentable… Se trata de reavivar la palabra para reinventar identidades y revivir los movimientos sociales por la reapropiación de la naturaleza y de sus culturas.
7º) ¿Cómo lograr una apertura hacia la sustentabilidad? Según el Dr. Leff esa apertura está trazada:… por la heterogénesis de la diversidad y por la ontología de la diferencia, unida a una ética del cuidado de la vida y a la fecundidad de la otredad, ya que otro mundo es posible sólo si este mundo se abre… al encuentro con otros mundos de vida y otros saberes…
8º) Pero, esa apertura a la sustentabilidad, también se genera desde la autonomía del ser, toda vez que se trata de pensar la producción de futuro como una creación colectiva desde la autonomía de las culturas… Pues sólo de la disonancia de estos tiempos habrán de nacer las concordias de la vida humana… en la diversidad cultural… en nuevos territorios de vida.

Para quienes estén interesados en la ponencia completa, pueden solicitarla directamente al suscrito (jaimes@ula.ve).
(*) Prof. Titular Jubilado del NURR-ULA, Trujillo, Venezuela
El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente. Lord Acton
Por: Rómulo Veroes

Hace poco más de un año la periodista Sebastiana Barráez sorprendió a la opinión pública nacional, cuando denunció, que algunos altos mandos de la pretoriana Guardia Nacional Bolivariana (GNB), estaban envueltos en actividades ilícitas de tráfico de combustibles y drogas en el occidente y el oriente del país. El revuelo fue tal, que hasta el Consejo Legislativo del Estado fronterizo del Táchira inició un proceso investigativo.

Desde años atrás era vos populi la existencia de un cartel de drogas, que por estar liderado por generales de la GNB, se le conoce como “El Cartel de los Soles”. No obstante fue Barráez quien dio el aldabonazo cuando, en uno de sus artículos, ahondó sobre este escabroso tema, brindando detalles sobre la zona donde opera el cartel y su modus operandi.
En un documento emitido en mayo 2006 dado a conocer por Barráez, la Drug Enforcement Administration (DEA) denunció que el General de la Guardia Nacional Frank Joaquín Morgado González y Alexis Maneiro habrían usado su posición en la GN, para darle protección a organizaciones que transportan drogas a EEUU y Europa. Además menciona, a los oficiales Irán Moisés Salas y Vicente Manuel Conde Silva como las personas que ayudan al General Morgado y Maneiro en sus actividades de tráfico ilícito de drogas.

El Cartel de los Soles está sindicado de cometer asesinatos y sicariatos. Entre las supuestas víctimas de este temido cartel de los Soles estarían: el periodista Mauro Marcano asesinado cuando salía de su residencia en el estado Monagas; Eudo González Polanco cabecillas del cartel de la Guajira, ultimado junto con otros miembros de su banda en la llamada masacre de Bejuma en el estado Carabobo, curiosamente las víctimas portaban credenciales de la DISIP, firmados por el General Alexis Maneiro y; Wilber “Jabón” Varela, del cartel del Norte del Valle, asesinado junto con sus guarda-espaldas en un hotel del estado Mérida.

Lo cierto es que transcurrido más de un año desde la denuncia de Barráez, no se ha conocido que ocurrió con las investigaciones adelantadas por el Parlamento regional, ni de las actividades de los Generales Morgado y Maneiro. Según ha transcendido extraoficialmente, el alto gobierno habría girado instrucciones para que tanto el informe de la DEA como los expedientes cursados en distintos tribunales del país que involucran a los generales en cuestión, sean engavetados.

Mientras tanto, según informes de la DEA los despachos de drogas desde Venezuela hacia EE.UU. y Europa se han cuadruplicado en los últimos 4 años. Desde el territorio venezolano, se exportan unas 269 tm/año es decir el 17% de toda la cocaína que se produce en el mundo.

Con el manto de impunidad que ampara a los militares y funcionarios que ejecutan las políticas de Estado en materia de narcotráfico, no será difícil conjeturar que los generales y oficiales mencionados por el informe de la DEA, permanecen en sus andanzas, muy probablemente, junto con otros generales activos de la GNB.

Sancho, Cosas veredes de la narco-revolución bolivariana del siglo XXI”.
http://ve.globedia.com/el-cartel-de-los-soles
Por: Marcelo Colussi
¿Qué pasó con las guerrillas?


Desde hace algún tiempo suele decirse que los movimientos armados en Latinoamérica, las legendarias guerrillas de corte socialista, han desaparecido, y además que ya no son una opción política válida. De ambas aseveraciones puede decirse que son relativas. Es decir: hay que ver quién dice eso, y en qué contexto.

Sin ningún lugar a dudas vemos que muchos, o quizá la mayoría de movimientos político-militares nacidos hacia los años 60 y 70 del pasado siglo desaparecieron, fueron derrotados en el plano bélico. Esa es una verdad inobjetable. La política contrainsurgente impulsada por Washington en el marco de la Guerra Fría, que dio como resultado la Doctrina de Seguridad Nacional en que se formaron las fuerzas armadas de la región, fue el factor clave para contener el ascenso de las luchas populares y los movimientos armados que se expandían por aquel entonces. Sería miope no ver que de casi todas esas guerrillas -muy bien organizadas en su momento, con fuerte impacto popular en muchos casos- hoy día no queda nada, o queda muy poco. O peor aún: lo que queda es un espíritu de derrota y un profundo miedo incorporado en el imaginario colectivo. ¿Cuántas de ella hoy ejercen el poder político en sus países? ¿Cuántas quedaron totalmente desintegradas?

En general, todos los movimientos armados que se alzaron para aquella época sufrieron terribles golpes merced a las guerras sucias que barrieron el continente, con tácticas que no repararon en nada. La desaparición forzada de personas, las torturas, los ataques indiscriminados contra población civil que jugaba el papel de su base social, el clima de militarización de toda las sociedades, la sistemática violación de derechos humanos básicos como parte de las campañas intimidatorias, todo eso fueron elementos de la maquinaria contrainsurgente con que se les derrotó en el plano militar. Pero lo importante a destacar es que ello no sólo significó una derrota bélica: fue, básicamente, una derrota para toda la población civil. Luego de ese tiempo de combate contra el “enemigo interno”, cuando el fantasma del “comunismo apátrida y ateo” fue el blanco de todas las fuerzas armadas de prácticamente todos los países latinoamericanos, lo que quedó fue una desmovilización mayúscula, terror instalado en todas las poblaciones, desánimo.

Sobre esa derrota -que es la derrota de las guerrillas, pero más aún lo es de los procesos organizativos de los pueblos- se erigieron las políticas de ajuste estructural que hicieron retroceder a todas las sociedades en varios años. En el medio de la euforia triunfalista del gran capital, reforzada por la caída del bloque soviético, se cerraron prácticamente todos los espacios de disidencia política. La idea de protesta armada quedó sepultada en el olvido. Los movimientos guerrilleros que lograron sobrevivir la debacle de las políticas neoliberales no tuvieron mucho más espacio político que negociar salidas decorosas (con mucho de rendiciones encubiertas, porque no había condiciones para seguir la lucha). Así, con suertes distintas, se transformaron en fuerzas políticas en el marco de las democracias constitucionales vigentes. VER COMPLETO

Retomando la afirmación con que se abría el artículo, podemos decir que es cierto en relativa medida que los movimientos armados desaparecieron, pero no lo es totalmente. En Colombia continúan vigente, y de hecho, de los dos grupos que operan, uno de ellos es el más viejo del continente, con ya más de 50 años de existencia y un poderío que no parece poder ser derrotado en lo inmediato (según estimaciones de estrategas tanto colombianos como estadounidenses, así se replegaran totalmente, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia demorarían unos 20 años en ser vencidas en el plano militar). Por otro lado en Chiapas, en el sur de México, el movimiento zapatista (movimiento guerrillero bastante sui generis, por cierto, que no usa las armas, pero guerrilla al fin) sigue vivo y sin miras de ser derrotado en lo inmediato. Es decir: si bien en términos generales estas expresiones han sufrido derrotas contundentes en lo militar o se han “reciclado” pasando a formar parte del juego político vigente (con saco y corbata, y todo lo que eso significa), no puede decirse que hayan desaparecido en su totalidad: en algunos lugares siguen operativas y los planes geoestratégicos de Estados Unidos para todo su patio trasero las contempla como un factor importante del panorama político-social.
Pero lo más importante de la afirmación citada va en relación a si, hoy por hoy, son o no una forma política válida.


¿Opción política?
Habría que contextualizar la pregunta: ¿opción “válida” para quién? ¿En qué sentido? Para las derechas, obviamente que no lo son. Son subversivas, y punto. Es decir: son la más radical expresión de opción de cambio, mucho más que cualquier partido político de izquierda (los de saco y corbata), o que un movimiento popular incluso, visto que se ayudan con el poder de las armas. Ahora bien: para el campo popular, para quienes pueden pensar y anhelar genuinamente procesos de transformación, ¿constituyen hoy los movimientos armados una salida?
Después de las experiencias de terribles represiones vividas las décadas pasadas en Latinoamérica, y luego de la fenomenal marea mediática que une “izquierda” con “violencia” -ahí está el caso Chávez como patética expresión de esta matriz que ya se ha impuesto: el “autoritario castro-comunista que, mostrando los dientes, exporta su revolución y su socialismo del siglo XXI por otros países del área trayendo la confrontación”-; después de los fantasmas de una Guerra Fría que nunca se han extinguido -el “comunismo” sigue siendo malo y violento por antonomasia, “expropia televisores o artículos de cocina y roba niños para dárselos al Estado”-, después, incluso, del fracaso de proyectos de izquierda que se centraron en la acción armada (desde la columna guerrillera del Che en Bolivia hasta las guerrillas urbanas de Uruguay y Argentina, desde los movimientos guerrilleros de Venezuela de la década del 60 hasta el desaparecido Sendero Luminoso en Perú, etc., etc.), en todos los casos desarticulados y exhibidos como “fanáticos violentos” que sólo trajeron desgracia a los pueblos donde operaban; después de todo este historial no muy glorioso precisamente, queda la pregunta: ¿son realmente una opción válida para plantearse cambios revolucionarios?

En estos momentos, inicios del siglo XXI, el poder de la derecha política, de los grandes capitales, de la industria cultural que maneja planetariamente las cabezas de buena parte de -por no decir toda- la humanidad, es grande, muy grande, desmedidamente grande. Su poder asienta, entre otras cosas, en el miedo que ha creado, y en la sensación de casi invencibilidad con que se presenta. Los movimientos armados sobrevivientes pudieron comprobar fehacientemente este poder con el operativo que terminara en marzo del 2008 con el segundo comandante de las FARC, Raúl Reyes, en una incursión asistida con la más desarrollada tecnología militar que pudo detectarlo de noche en el medio de la selva. Ante ese sofisticado y aparentemente imbatible poderío militar cabe la pregunta práctica, lógica y necesaria, con los pies sobre la tierra, si es posible enfrentarse con visos de realidad a esa fuerza que se muestra tan colosal. Poder de fuego, por cierto, del que dispone la gran potencia del Norte y que se puede traspasar a las fuerzas armadas de cualquier país latinoamericano para controlar estos movimientos subversivos. Si la diferencia militar se muestra tan grande: ¿es legítimo entonces, es racional, es lógico plantearse la lucha armada hoy?

Esta es una pregunta no sólo práctica sino en definitiva -y quizá básicamente-, ética: ¿para qué se organiza un movimiento de lucha armada? ¿Qué se busca con una organización político-militar como cualquiera de las numerosas guerrillas que han surgido en Latinoamérica? (igual que en otras partes del mundo, en África, en Asia). La lucha armada no es un deporte, no se lleva a cabo por el puro placer de disparar tiros, obviamente. Tiene una finalidad política. Es un instrumento, una herramienta, un paso para la consecución de fines superiores: la toma del poder político acompañando procesos populares de construcción de un nuevo modelo de sociedad. Por eso, lo que la motiva es una cuestión profundamente ética, de convicciones, de principios irrenunciables. Aún a riesgo de parecer producto de un soñador desconectado de lo real, valen los versos de Luis Burela: “¿Con qué armas, señor, pelearemos? ¡Con las que les quitaremos! dicen que gritó”. Por todo ello, entonces, no deja de ser necesario aclarar lo que se preguntaba más arriba: después de las experiencias de movimientos armados fracasados, y ante la despolitización que sufren las sociedades productos de las represiones sufridas y de los planes neoliberales que sólo dejan espacio para la sobrevivencia a las grandes mayorías, ¿cómo encarar una lucha transformadora? ¿Son realmente válidas las expresiones armadas? Hoy por hoy, ¿pueden triunfar y dar paso a la construcción de experiencias como las de Cuba o Nicaragua, que fueron justamente triunfos de guerrillas acompañadas de pueblos movilizados?

Si vemos la respuesta de la derecha (la de Washington y la de las oligarquías nacionales de los países de América Latina), es que no. Luego de Nicaragua, la última revolución triunfante del siglo XX, en 1979, la represión fue feroz. Los movimientos armados de la región centroamericana, que al igual que los sandinistas podrían haber llegado a tomar el poder político con el fuerte apoyo popular con que contaban, fueron brutalmente reprimidos. El genocidio de Guatemala (200.000 muertos y 45.000 desaparecidos, proporcionalmente comparable al holocausto judío de la Segunda Guerra Mundial) y las masacres de El Salvador (75.000 muertos) son la elocuencia de cómo se les cerró el camino a esos grupos insurgentes. Luego de feroces procesos de guerra sucia, ambos terminaron deponiendo las armas y concertado salidas negociadas a las guerras internas en que se encontraban. Puestos ya en la arena de la lucha constitucional, siguieron derroteros distintos, pero más allá de las evaluaciones de cómo se movieron cuando pasaron a la legalidad, sus posibilidades de impulsar transformaciones sociales quedaron muy menguadas. En Guatemala pasaron a ser una muy pequeña fuerza política casi sin incidencia parlamentaria, y en El Salvador, si bien ganaron la presidencia a principios del 2009 -con la figura de un extrapartidario, no hay que olvidar-, queda la pregunta de hasta dónde podrán profundizar cambios reales. De hecho, en este orden, el legendario movimiento urbano Tupamaros, de Uruguay, acompañó al actual presidente, Tabaré Vásquez, y ya vemos por dónde anda este gobierno (más de lo mismo, no pasa -o no puede pasar- de las recetas neoliberales). Entonces: ¿“traición” de los Tupamaros, o constatación de las posibilidades reales de cambio que puede ofrecer la legalidad capitalista?

La pregunta abierta gira básicamente en cómo construir alternativas reales para la transformación social; los movimientos armados que se creyeron una herramienta para ello algunas décadas atrás, hoy día abren estos interrogantes. ¿Quién está más cerca de la revolución socialista: los colombianos con dos grupos insurgentes muy operativos o, por ejemplo, los chilenos, con varios gobiernos elegidos democráticamente que se vienen sucediendo dentro de los patrones de la legalidad capitalista? ¿O el cambio será gradual, lento y sin traumas, como lo quiere la Revolución Bolivariana de Venezuela, socialismo por decreto? ¿Es posible cambiar algo? ¿Sigue siendo válido el socialismo revolucionario, o hay que declararlo ya finiquitado? ¿Qué significan los recién festejados 60 años de “socialismo” chino, ahora en su versión de socialismo de mercado -y cuarta potencia mundial en lo económico, con poderosos arsenales nucleares-? ¿Sigue teniendo sentido el llamado a “enmontañarse” para luchar por un mundo nuevo?
¿Es posible cambiar algo?

Esto lleva a plantear el papel de las vanguardias revolucionarias -¡menudo tema!-. ¿Para qué existe un movimiento político-militar como todas esas guerrillas que funcionaron en décadas pasadas en Latinoamérica? ¿Son un elemento catalizador de procesos populares? En Cuba y en Nicaragua, en otros contextos, con un campo socialista aún vigente, con otros escenarios políticos a nivel internacional, evidentemente sí sirvieron para disparar procesos de organización popular que resultaron en cambios políticos profundos. Luego de esas experiencias, ninguna guerrilla pudo llegar a tomar el poder. El caso del movimiento zapatista en el sur de México es algo distinto: son un referente, son un laboratorio si se quiere, pero aún no se puede decir que hayan iniciado un proceso de real de construcción de un nuevo modelo de sociedad. A no ser que los municipios liberados donde actúan sea el camino. Otra pregunta para profundizar entonces: ¿socialismo nacional?, ¿socialismo municipal?

Bolivia, Ecuador, Venezuela, sin movimientos de acción armada que hayan facilitado cambios y en el medio de andamiajes legales capitalistas, transitan hoy procesos políticos que quizá pueden ir conduciendo hacia modelos socialistas. ¿Es ese el camino? ¿Qué se necesita para transformar las sociedades: poderosos movimientos de base como en Bolivia y en Ecuador, líderes carismáticos como en Venezuela? Obviamente no hay manual. Décadas atrás se podía ver en las columnas guerrilleras, fusil en mano, un instrumento para eso. Y en ese contexto se podían pedir “varios Vietnam” en el mundo como modo de apurar los procesos de transformación. Hoy día, viendo con los pies en la tierra que las tecnologías militares de la derecha pueden detectar y aniquilar una persona en todo el globo terráqueo con una precisión digna de película de ciencia ficción (por ejemplo, recordemos la recaptura de la embajada de Japón en Perú en 1996, donde con asistencia satelital y detectores de calor humano se pudo implementar un contragolpe militar demoledor, sólo como para dar una pequeña muestra de ese poderío), viendo eso, y además considerando el grado de desmovilización imperante: ¿son una opción válida los movimientos de acción armada?

Es cierto que después del fabuloso montaje mediático del 11 de septiembre de 2001 con la peliculesca caída de las Torres Gemelas quedó oficializada la sentencia: “Toda resistencia, en cualquier parte del mundo, se haga con un arma o una pluma, denunciando algo o fomentando la organización de la gente, es terrorismo e insurgencia, y como tal será castigado”. ¿Qué queda después de eso? ¿Es válida o no entonces la resistencia del pueblo iraquí? ¿Es válida o no la resistencia armada en los lugares invadidos por la bota imperial? En general, ante esta estrategia de guerras preventivas que impuso la Casa Blanca, ¿es válida o no la resistencia, cualquiera sea?
Tomando esto como matriz de lo que va siendo nuestro mundo, nuestra aldea global, ¿deja de ser válida entonces la resistencia? Es cierto que los iraquíes mueren por cantidades industriales con las tropas estadounidenses dentro de su territorio (ya van más de un millón), pero ¿qué otra alternativa les queda que resistir de esa manera, fusil en mano o con bombas caseras eliminando, cuando pueden, a un pobre soldado norteamericano, en muchos casos negro o latino, tan alejado de Wall Street como cualquier habitante del Sur? Extendiendo esa matriz al mundo, donde las fuerzas del gran capital dominan en forma impune, y donde no dejan de poner zancadillas a cada proceso de liberación que se intenta por aquí o por allá, ¿no es válida toda forma de resistencia entonces?

Este pequeño escrito no pretende para nada ser un llamado a la lucha armada. Solamente intenta fomentar un debate por mucho tiempo silenciado: ¿cuáles son los caminos para conseguir un poco más de justicia?: ¿el juego de las instituciones democráticas dentro de la legalidad capitalista?, ¿la organización popular de base?, ¿las vanguardias armadas?, ¿una combinación de todo ello?, ¿rezar o prender velas para que las cosas cambien?

Sin dudas que las guerrillas en Latinoamérica no lograron grandes cambios, porque fuera de los dos países mencionados (y en uno de ellos, Nicaragua, por poco tiempo), toda la lucha de décadas pasadas no prosperó como muchos pensaban. ¿Dónde va Colombia con dos movimientos armados en lucha y más de 50 años de guerra interna? ¿Dónde va el zapatismo: qué logrará en el mediano y largo plazo? ¿Reaparecerán grupos armados en el corto plazo en América Latina? ¿Y dónde va Bolivia con el actual proceso con sus campesinos indígenas cada vez más organizados? Hugo Chávez, como militar del ejército venezolano, perseguía guerrilleros algunas décadas atrás; hoy habla de socialismo del siglo XXI y tiene algunos ex combatientes en su gabinete. ¿Para dónde va ese experimento?

Son todas preguntas para ampliar, no para cerrar el debate antes de comenzarlo. Quizá lo más dinámico hoy por hoy en la lucha por arrancarle al sistema mayores cuotas de justicia son los movimientos populares que han ido surgiendo estos últimos años, ese “pobretariado” -como lo llamó Frei Betto- que se va constituyendo en el principal fermento de protesta, en muchos casos sin mucha direccionalidad política, pero evidentemente con un gran potencial transformador.
Cerrados los espacios reales de transformación económico-social como ha venido pasando en estos últimos años con los planes neoliberales, más allá de las democracias formales que se mantienen siempre bajo vigilancia (Honduras es la patética demostración de qué son esas “democracias”, siempre al borde de poder ser violadas), no es impensable que puedan reaparecer movimientos armados. Quizá como reacción desesperada, así como puede ser cada francotirador iraquí apostado en algún rincón de su país (si es que a eso se le podría llamar “reacción desesperada”). Sin dudas que la diferencia de potencial bélico entre la derecha dominante y posibles grupos insurgentes de izquierda es enorme, mucho mayor hoy que hace algunas décadas cuando surgían las primeras guerrillas en el continente. Pero también es enorme el retroceso sufrido en el plano político, por lo que no sería nada impensable que aparezcan esas respuestas ¿desesperadas?

No estamos proponiéndolas; simplemente estamos diciendo que, ante la cerrazón de los mecanismos “democráticos” no parecen tan imposibles nuevas reacciones insurgentes. Ernesto Guevara fue el heroico guerrillero unos años atrás, en algún sentido casi reverenciado; hoy, ¿sería un loco soñador, un dinosaurio prehistórico? Sin dudas las cosas son de acuerdo a las circunstancias. En la década de los 60 del pasado siglo, con toda la ola libertaria que barría el mundo, con una Revolución Cultural impetuosa en China, con teorías de cambio dando vueltas por todos los espacios sociales, con cuestionamientos varios a los poderes constituidos, en esa marea de marea de cuestionamientos muchos vieron en la lucha armada una opción. Hoy el mundo es distinto. Entre hiper consumo de show futbolístico por televisión y fanáticas iglesias evangélicas que dan salida regulada al fabuloso descontento popular, la energía transformadora se ve bastante golpeada, manipulada, encajonada. ¿Qué permiten estas actuales democracias vigiladas, de baja intensidad? No mucho. ¿Todo cambio real necesita la movilización, la fuerza, la protesta subida de tono, tal como son estos “violentos” movimientos populares que barren el continente sin ser partidos políticos ni grupos organizados: movimientos indígenas, campesinos sin tierra, desocupados, jóvenes sin futuro, piqueteros, etc.? Sin dudas. Nos guste o no, la violencia sigue siendo la partera de la historia.

En todo caso, todo este escrito es un simple comentario y no un llamado a la acción armada concreta. Más precisamente, es una invitación a debatir estos puntos: no sería imposible que los movimientos armados de izquierda reaparezcan, dadas las dinámicas políticas que se van dando en la región. Quizá eso sería entrar en un nuevo espiral de contra-violencia estatal, peor aún al sufrido años atrás, con ejércitos más represores que los que ya pasaron. Pero hay que entender la dinámica en juego; si ello sucediera es, como dijo el sub-comandante Marcos en Chiapas, porque “tomamos las armas para abrir paso a un mundo en el que ya no sean necesarios los ejércitos”.

El debate está abierto.
TODO UN TONTO JUEGO, DIME Y TE DIRE, NO TOMAN EN SERIO AL PUEBLO, BUENO SON TITERES, que mas se puede esperar.

Solo palabritas anti-imperialista pero de fondo les da todo en bandeja de plata, EL PUEBLO QUIERE ACCIONES NO SOLO DISCURSOS

El presidente venezolano, Hugo Chávez, respondió el miércoles a un portavoz del departamento de Estado norteamericano que aseguró que el mandatario sudamericano debería "viajar menos" y ocuparse más de su país, asegurando que su par estadounidense Barack Obama viaja sin duda más que él.

"¡Qué ridiculez! Así son los yanquis, el gobierno de Obama. ¿Quién viajará más, Obama o Chávez? ¿De quién se requerirá más un gobierno constructivo: del gobierno venezolano o del gobierno de Obama?", se preguntó el mandatario venezolano.

El portavoz del departamento de Estado, Philip Crowley, declaró este miércoles que Chávez "debería quedarse más en casa y edificar un gobierno constructivo".

"¿Y las bases (militares estadounidenses) en Colombia son constructivas? ¿Y la agresión contra Venezuela y Cuba son constructivas?", agregó Chávez el miércoles.

Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela mejoraron con la llegada de Obama al poder a finales de 2008, pero el acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos que permitirá a Washington el uso controlado de siete bases militares en el país sudamericano volvió a avivar la tensión.

Agence France-Presse - 8.10.2009 02:49
http://noticias.latam.msn.com/ve/articulo.aspx?cp-documentid=22134291
HASTA LOS GRINGOS SE LOS DICEN...
BUENO NO LE HACE CASO AL PUEBLO TALVEZ A LOS GRINGOS SI, COMO EL RETORNAR DE LOS EMBAJADORES.
Y este gobierno "Revolucionario" es tan asiiii,,, que coloca de nuevo los embajadores, solo negociar y entregar el pais, eso es lo que hace.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, debería viajar menos y ocuparse más de las necesidades de su país, afirmó este miércoles un portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Philip Crowley.

El mandatario -acérrimo crítico de Estados Unidos- "viaja a Teherán, viaja a Moscú. Debería quedarse más en casa y construir un gobierno constructivo que se enfoque en su propio pueblo", dijo Crowley en rueda de prensa.

"Obviamente desearíamos ver que el gobierno de Chávez jugara un papel más constructivo en la región. No lo está haciendo", señaló el portavoz.

Los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela han mantenido tirantes relaciones en los años recientes, aunque desde la llegada de Barack Obama al poder, Caracas y Washington han mostrado gestos hacia una recomposición de los nexos.

Tras la Cumbre de las Américas celebrada en abril en Trinidad y Tobago, donde Obama y Chávez intercambiaron apretones de manos, los países anunciaron el retorno de sus embajadores, que habían sido retirados desde septiembre de 2008.


Agence France-Presse - 7.10.2009 21:51
http://noticias.latam.msn.com/ve/articulo.aspx?cp-documentid=22129071
¿SEÑOR, NO ES USTED EL COMPA TOVARICH?
¿ SE ACUERDA USTED DE LA ÚLTIMA ESCUELA DEL PARTIDO EN 1.976?

El PRV-FALN… se alistaba para tomar el PODER, porque “Un sistema de violencia, con violencia se derriba”, como decían los TUPAMAROS, con las bombas de Uruguay y el QUILAPAYÚN, con las guitarras de Chile.
El CAMARITA, Maestro Principal, nos entrenaba con su AK al hombro, a trote forzado, de 6 a 9 todas las mañanas y después nos metía, en el fin de semana, contra la caligüeva, una marcha de 10 Kms, a la ida, con 20 Kgs. de caleta, a la venida. Tal como hacía, cuando fue acribillado, en una caseta telefónica, llevándose su AK, encaletada en el alma, para seguir luchando con sus relámpagos veraniegos.

El MUGRE VARGAS, el último explosivista del PRV, nos entrenaba con la “impaciencia propia del pequeño-burgués y el desorden tìpico del marginal, viviendo del sacrificio o sacrificándose para vivir”, como nos repetía sin cesar. Pero, Inventando cada día, nuevos explosivos, cada vez más poderosos, para ganar la Guerra Popular Prolongada. Eso lo llevó a morir en combate en Centroamérica, allá por los 80, como él quería morir: sin traicionar su Palabra de Pólvora y Metralla.

DARUMA repartía sus golpes mortales de Kárate, asaltando Bancos, hasta dejarlos en blanco, cuando una bala le partió el pecho, como si fuera una flor de plomo, eyaculando el corazón en su última destreza voladora.
El TODE servía los spaguettis, los guayoyos o el toddy caliente , como si estuviera en pleno 23 DE ENERO, rafagueando a los Tombos de la Muerte, hasta que un día se quedó boca arriba, esperando la mañana, con la pistola engatillada al despertar el sol.

CHENDO con su escopeta, no pelaba un cochino de monte, cuando la caleta llegaba a su fin y los osos hormigueros escaseaban, para acompañar la papa de la cena.
PARIENTICO, con sus cuentos de camino, engatusaba, hasta el mismísimo diablo.
EL GIGANTE, sin esmalte en los dientes, se aliviaba comiendo chimó y aceitando su escopeta.
EL NEGRO ANTONIO, cazaba gusanos y culebras, para comérselos asados, como si fueran churros mejicanos, la exquisitez de la casa más pequeña del mundo: un morral de lona, un plástico, una cobija, un poquito de sal y una caja de fósforos, para encender el hambre de la Revolución Permanente.

SERGIO, el teatrero, con sus títeres y cuentos de totumas mágicas, nos enseñaba el abecedario de los niños, con su sonrisa de perro callejero.
PERIO, con su Policía Secreta, nos vigilaba a todos, con malicia de leopardo herido, hasta que desde una garita oculta, en un asalto a un Banco, le partieron la columna en dos y cual Hércules herido, cayó en cuclillas, disparando el FAL de sus campañas.
FAUSTO, con MEFISTÓFELES a la derecha, nos deslumbraba, con sus brillantes disertaciones de Táctica y Estrategia. Siempre serio, con su máscara de juez itinerante y su dialéctica de intelectual almidonado.

MAGOYA se dormía a su izquierda, sin pararle bolas al Comandante en Jefe, porque según él, la Revolución se hace a tiro limpio y no con paja sucia de burgueses.
El ROJO, veterano del Retén de Catia, amanecía, como Vitorio Gassman, en sus mejores tiempos, contándonos sus peluches amados y sus novias infinitas, entre las tentaciones nicotínicas y las tazas de cafeína, con Perfume de Mujer.

En la cocina JUAN JOSÉ (a) J.J, prófugo del San Carlos, preparaba la portentosa avena, con versos de Miguel Hernández y una paciencia franciscana, a toda prueba, que después se hizo alumna de Mario Benedetti.
KLÉBER, recién llegado, con su pulcritud de Lord Inglés, nos ofrecía el primer tomo del IMPERIALISMO Y LAS GANANCIAS PETROLERAS, como un trofeo de Guerra de la Editorial RUPTURA, pata legal del PRV-FALN.

JUANCHO, con sus enfermos sin medicinas y sus medicinas sin enfermos, preparaba sus cataplasmas, cual médico descalzo, entre férulas de bejucos y cursos de medicina campesina.
Sólo faltaba DOUGLAS, para clausurar el Curso, pero llegó en su lugar EL FLACO, con su quijotesca estatura, a dirigir la ceremonia militar de despedida, con el BELLA CIAO, entonado en italiano, por EL ROJO y el Coro de Ángeles Armados de las FUERZAS ANSIOSAS DE LIBERACIÖN NACIONAL, como designaba FRUTO a Las F.A.L.N.

¡Qué Tiempos tan Bellos… Tovarich!
En aquella Primavera de la Montaña, éramos Guerrilleros Puros de Verdad! Sin carteles de la droga, ni malas compañías. Sin recetas de Moscú, ni consejos de Pekín. Sin partidas secretas, ni pactos con La Habana. Sin nadie en el Gobierno, para cubrir las espaldas. Sin rabo de paja, ni viga en el ojo. Sin soborno en la cazerina, ni Partida Secreta en Miraflores.
¡Qué Tiempos aquellos Tovarich!

Era simplemente: VIVIR, VIVIR Y SORPRENDER A LA MUERTE! Soñar o Morir. Luchar o no Ser. Ganar el Poder¡¡¡ El Poder, dijimos el PODER!!!. Nunca pensamos en gobierno. Las Revoluciones que no toman el Poder, se prostituyen en gobierno y degeneran en Estado. Se convierten en templo de mercaderes, en cueva de ladrones, en burdel de maricones. En NEO-FASCISTAS, caricaturas cínico-militares, demagógicas, populistas y cabronas.

QUÉ TIEMPOS TAN HORRENDOS TOVARICH
LOS QUE VIVIMOS!
DURAR, VEGETAR. ROBAR Y ENGAÑAR!

Cuando dejamos la Montaña Mágica de las Ilusiones Proletarias y de la Pureza Campesina, hacen 33 años, el sueño de asaltar el cielo con la Insurrección Combinada, se quedó congelado en la copa de LA UTOPÍA y en las flores de la Esperanza, diciéndonos adiós, con los sombreros de cogollo, agitados en las manos impolutas y callosas. de PARIENTICO, EL GIGANTE, CHENDO Y EL NEGRO ANTONIO, nuestros guías campesinos, quienes nos enseñaron a luchar con devoción, en esta y en la otra vida, para no embarrarnos nunca con esta mierda roja-rojita.

¡QUÉ ASCO TOVARICH!
… contemplarlo hoy a Usted, nadando en esa mierda, CON una HUMMER BLINDADA, con su cara de gay-maquillado. Todo, todo un CHULO ROBOlucionario, contestatario LAY: bolivarero, millonario, hipertenso, impotente, con 3 puentes en el corazón, un bastón en el pubis, barrigón, con un marcapaso en el cerebro, una prótesis en el alma, envilecido, sobornado, alquilado, subastado, prostituído, corrompido, convertido en un vulgar CHULO cornudo, de esta ROBOlución cínico-militar, en pleno ZOOcialismo del Siglo XXI.

MARACAIBO 14 DE JUNIO DEL 2.009.
DR. FRANCISCO FERRER.

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