Congreso Cultural Cabimas 2008

Dr. Edgar Jaimes, Profesor Titular Jubilado del NURR-ULA, Trujillo.
Este trabajo es una síntesis del manifiesto elaborado por Pablo Medina, publicado en la edición del diario El Nacional del 19-03-2009, bajo el título de: “LLEGÓ LA HORA DEL 333”. Por considerar que dicho documento es contentivo de un análisis crítico que pone de relieve diversos aspectos de la actual crisis socio-política que sacude a Venezuela, solicité la autorización del compatriota Medina para elaborar una versión modificada y ajustada al estilo que he venido utilizando en los artículos que publico a nivel regional, nacional e internacional. Agradezco su aceptación al respecto.

Ciertamente, llegó la hora de re-establecer La Constitución Nacional, la hora de que el acuerdo social establecido en la Carta Magna, se haga respetar. No se debe permitir que una persona continúe ultrajando los derechos ciudadanos contemplados en ella, confiscando la totalidad de los poderes públicos.

Si no hay separación de poderes, ni el Sistema Electoral es confiable, ni se respetan los derechos de los trabajadores, la propiedad de los productores del campo, la autoridad de Gobernadores y Alcaldes legítimamente elegidos por el pueblo, ni se acata el principio de la alternabilidad para el ejercicio del poder gubernamental, derogado por una piratería leguleya e inconstitucional con el avieso propósito de reelegir a Hugo Chávez como Presidente de la República a perpetuidad; en fin, si no se respetan los principios del federalismo, esencia de la descentralización de competencias, cuyo objetivo principal es involucrar a las comunidades en el ejercicio del poder popular, entonces estamos en presencia de una DICTADURA de tipo CÍVICO-MILITAR la cual, sin lugar a dudas, retrogradará a un régimen NEO-FASCISTA.

Y frente a este tipo de dictadura no queda otra alternativa sino hacer respetar dicha Carta Magna, activando el mandato contenido en su Artículo 333, según el cual todo ciudadano y ciudadana, investidos o no de autoridad, están en la obligación de restituir la vigencia de la misma cuando haya sido derogada o violentada por medios distintos a los previstos en ella.
De allí que, es hora de invocarlo, para rescatar y poner en vigencia el Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.

Llegó la hora de frenar a quienes roban nuestros recursos para llenar sus alforjas; de enfrentar a esa secta destructiva alojada en Miraflores, incluidos el Gabinete Ministerial, Tribunal Supremo de Justicia, Asamblea Nacional, Consejo Nacional Electoral, Fiscalía y Contraloría Generales de la República.

Basta ya de que en Venezuela una nueva oligarquía “revolucionaria” se dé a la tarea de reproducir los vicios de las viejas y rancias oligarquías, al pretender acabar con los campos productivos, invadiendo, saqueando y expropiando lo ya construido, aplicando la vieja teoría del Capitalismo Salvaje, es decir campo y ciudad arrasados.

Nos encontramos en presencia de un gobierno criminal, cuyo poder está concentrado en cofradías que tienen como objetivo la acumulación de riqueza y privilegios, impidiendo la remoción de aquel, ya que es la defensora pretoriana de sus intereses, a costa de lo que sea, incluso llegando hasta el crimen político.

Hugo Chávez al proferir ofensas y calumnias a los trabajadores de Guayana, pretendiendo humillarlos con el desastre burocrático-administrativo y corrupto en las empresas de la CVG, lo que hace es poner en evidencia su ineptitud e incompetencia por ser él quien, durante diez años, designó a la caterva de “malandros políticos” que las han mal dirigido y quebrado, con su cómplice connivencia.

Chávez también tiene otra cuenta pendiente con los venezolanos, ya que si PDVSA es de todos, ¿por qué entonces permitió su desfalco? Las garras de su compinche Rafael Ramírez, junto a las de su propia familia, la depredaron con su complicidad. Crecen los accidentes laborales y se violan, flagrantemente, los derechos de los trabajadores. ¡Qué paradoja!, una revolución que se ufana de ser “socialista” ostenta al mismo tiempo el record mundial de ser la más anti-obrera y anti-sindical. Quita el pan a los empleados y obreros del metro y amenaza a los trabajadores de la electricidad, educación, transporte, salud, porque defienden su contrato colectivo. ¡Pura Revolución!, pero de pacotilla.

Hugo Chávez, cual patrón estalinista, no conoce la dignidad de la clase trabajadora venezolana porque a pesar de su creciente empobrecimiento, a consecuencia de las políticas hambreadoras de su régimen, defenderán a cualquier precio sus derechos.

Estamos en la hora del 333, porque es inadmisible que mientras la mayoría de los trabajadores tienen salarios miserables, las cofradías y cúpulas que sostienen al gobierno ostentan fortunas financieras depositadas en bancos internacionales, por ejemplo el Stanford Bank.
Sería interesante que los gobiernos donde impera el Capitalismo Salvaje -EEUU, Reino Unido, Suiza, Alemania, Francia, entre otros, incluyendo a ciertos paraísos del Caribe, Asia y Medio Oriente- exigieran a ciertos bancos, pero en especial aquellos que facilitan el tráfico ilegal de divisas, la publicación del listado de funcionarios y ex funcionarios del gobierno de Chávez que, en los últimos diez años, han realizado depósitos en esas entidades bancarias. De esta forma el pueblo venezolano conocería la cuantía exacta de lo que se han robado del erario público ciertos próceres, empresarios y dirigentes políticos de la flamante “revolución chavista”.
jaimes@ula.ve