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(En numerosas oportunidades, dentro del colectivo Tercer Camino, hemos señalado que los procesos electorales, tal y como se conciben en el ayer y hoy, independientemente de los modelos sociales y económicos donde se ejecuten, son instrumentos para desarrollar el espejismo de que se vive en democracia, libertad e igualdad, pero en la práctica y producto de la manipulación que se expresan en términos publicitarios, sólo han servido para observar la triste experiencia, de cómo una masa confundida y alienada, se reúnen en una plaza o avenida, en su condición de despojados y ofendidos, para aplaudir gozosos e inconscientes a una clase política, llámese de derecha o de izquierda, quienes en la práctica son responsables de su tragedia.
Los partidos políticos, representan dentro de la lógica de la dominación, las instituciones encargadas de represar y canalizar las aspiraciones de cambio de sus militantes y de el propio pueblo, que bajo la sociología y la promesa de la esperanza, tienen la tarea de evitar que los pueblos se revelen frente a la injusticia social, que los propios partidos promueven como instrumentos del sistema y modelo de dominación, tanto en el socialismo como en el capitalismo, reproduciendo la relación entre dominante y dominado y estableciendo de esta manera relaciones de poder a través de jerarquía que sólo acrecienta a pasos agigantados la desigualdad social.)
ENRIQUE CONTRERAS RAMÍREZ
El poder, que hemos conocido hasta ahora, tanto en los países llamados capitalistas o socialistas, no ha promovido cambios sustanciales y mucho menos estructurales, capaces de reivindicar las esperanzas históricas de nuestros pueblos. El mismo sólo ha servido para consolidar una clase en el poder, independientemente de su identificación ideológica y política y de sus sistemas económicos que desarrollen. Ese poder, que de manera alienada las masas están acostumbradas a obedecer, -de ese poder-, no se puede esperar que se promuevan cambios para dignificar la vida en comunión y menos impulsar revoluciones, pues los que ejercen el mismo, están conscientes que de darse esos cambios estructurales, quedaran desalojados del control que tienen y que a nombre de un “Estado” ejercen, manteniendo sus intereses de clase.
Tanto en los países llamados capitalistas o socialistas, el poder se ejerce de manera vertical, los partidos políticos expresan esa misma verticalidad, su fuerza armada igualmente, sus instituciones jurídicas de igual manera, sus instituciones culturales de la misma forma, en otras palabras, se imponen jerarquías que de manera alienada las masas aceptan en el marco de una lógica, donde se establece una relación dominante-dominado, opresor y oprimido. Leer, ver más...
Tanto en el socialismo real como en el capitalismo, cuando los que ejercen el poder se ven en peligro de ser desalojados, por las muchedumbres que cansadas de tantas promesas y opresión, quieren producir verdaderas y autenticas revoluciones y las clases dominantes ven en riesgo sus privilegios de clase, se utiliza ese poder para desarrollar diversas formas de violencia y mandar a las instituciones policiales a reprimir a nombre del “Estado”. Así se utiliza el poder para mantener su dominio, de la misma forma se utiliza el “Estado” para mantenerlo en el tiempo.
EL ESTADO
Desde el poder no se pueden hacer revoluciones y hablamos del poder vertical, el que se ejerce a nombre de un ESTADO que permanentemente reproduce la lógica de la dominación, un ESTADO que tiende hacer de hombres y mujeres, un instrumento al servicio de sus intereses, intereses que se manifiestan en los que controlan ese ESTADO, olvidando ese ESTADO de manera intencional, que la sociedad, el colectivo por su condición humana, aspira y lucha por su libertad, de allí que ese ESTADO, se manifiesta profundamente contrario al ser humano. Es un ESTADO, que promueve las diferencias de clase y por lo tanto establece relaciones de poder de forma vertical, desde la presidencia de la república, hasta un simple alcalde de pueblo, expresan en el ejercicio de ese poder, niveles de superioridad frente a los súbditos que dicen gobernar, pues a nombre de ese ESTADO se convierten en reyezuelos, manejando cada quien su cuota de poder a nivel individual a nombre del ESTADO y de una democracia amputada, que sólo ha servido para acentuar las diferencias entre ricos y pobres y llenar de privilegios a una clase política y económica que se enriquece a consta del hambre y las necesidades de la población.
Ese poder pastoral del cual nos habla Michel Foucault, es un poder que establece diferencias entre las clases sociales, donde unos mandan y otros obedecen, se manifiesta en todos los renglones de nuestra sociedad, llámese capitalismo o socialismo real, se puede ejemplificar en la escuela, cuando el niño, el adolescente, el estudiante universitario, ve en el maestro su “superior”, y al mismo tiempo éste ve en el supervisor su “superior” y así sucesivamente se sigue la cadena de mando, de superioridad por el lugar que se ocupa, que se ejerce, cada uno de ellos expresa la “verdad” que da el poder, lo mismo pasa en cualquier ministerio, alcaldía, fuerza armada etc., se reproduce cada instante la ideología y la lógica del que tiene el poder. Aquí no hay posibilidad de tomar decisiones en colectivo, del dialogo, de la solidaridad y menos cuando se trata del camino que han de seguir los pueblos para mejorar el bienestar social de las naciones. Es el poder vertical, que promueven las clases dominantes, para mantenerse en la cresta de la ola y desde allí controlarlo todo y el que se atreva a romper esa lógica del dominado, es subversivo, peligroso, terrorista-entre otros calificativos- y por lo tanto hay que salir de el, a través de leyes que ellos mismos hacen y de esta manera aplicar la “justicia” que a veces implica el asesinato por encargo por revelarse ante el orden establecido. Todo esto bajo la ilusión, el espejismo de que la democracia y la libertad existe, es parte de la retorica del que domina frente al dominado, en otras palabras esa “libertades” civiles hay que combinarlas con la “seguridad pública” y para ello, el que se salga de las normas hay que reprimirlo, con todo el peso y el poder que da el ESTADO. De esta manera se entrampa a la población para que viva resignado, sometido y alienado, bajo la influencia de un contradiscurso libertario, que lleva como intención desarmar a las muchedumbres de las ideas que lo puedan conducir a procesos emancipadores de sus respectivos pueblos.
DEMOCRACIA, PODER Y LIBERTAD
Hoy más que nunca, los nuevos paradigmas de la economía, llámese globalización o mundialización, requieren de un mundo, donde el capital imponga el sendero con su doctrina neoliberal, de manera que el planeta y todo lo que en el se encuentre, incluyendo la vida humana y el propio ecosistema, se convierta en simple mercancía.
Para tales fines, impone modelos sociales, políticos y económicos, que le hagan ver a los pueblos que se vive en plena libertad y que la misma se traduce en “democracia”, “democracia” que permite que “el pueblo elija su propio destino y sus propios gobernantes”.
Semejante falacia, se repite tanto en formas publicitarias, que le hacen creer al pueblo que la “democracia” en que vivimos, permite el disfrute pleno de la libertad y más cuando se le dice a la población que los procesos electorales tal y como los organizan las clases dominantes que participan del mismo, es un reflejo de la libertad y democracia que para el capitalismo es representativa y para el llamado socialismo participativa y protagónica.
Desde luego, que la democracia que ellos pregonan, debe estar dirigida por sus instituciones, entre los cuales se encuentran los partidos políticos y donde los partidos llamados de “izquierda” electoral juegan su papel celestino a cambio de cuotas que le permiten gozar al igual que la derecha, de las mieles que da ese poder, además de contribuir a legalizar el sistema. Partidos políticos que sólo reflejan la antidemocracia, donde se imponen líneas, conductas, normas, que regulan, controlan el comportamiento y el pensamiento de los que allí militan y el que las viola es sometido a un proceso de “justicia” que termina con su respectiva expulsión. Partidos políticos en los cuales se obliga a la gente a militar y que le roban los espacios a la organización social del pueblo. Partidos políticos, que en cada elección sus clases dominantes se reparten el poder a espaldas de la población. Partidos políticos que invitan a votar, pero no a elegir, pues ellos son los que imponen y eligen los candidatos.
Ese “poder”, esa “democracia” y esa “libertad”, que dicen darle al pueblo, no es otra cosa que un espacio panóptico, donde se vigila a la población: ¿dónde vive?, ¿que hace?, ¿dónde milita?, ¿dónde trabaja?, ¿dónde estudia?, ¿cuál es su número telefónico?, ¿casado o soltero?, ¿cuál es su cedula de identidad?, ¿cuál es su No de RIF?, ¿esta registrado en el CNE?, ¿dónde vota?, -entre otras cosas- a las cuales nos han acostumbrado y que vemos “normalmente” y en el fondo sólo van dirigidas a mantener una vigilancia sobre la población, que según el ESTADO, es para mantener el orden institucional y evitar el delito. Es una sociedad controlada a las que se le impone reglas de juego, leyes, normas, reglamentos que hacen que hombres y mujeres regulen su conducta y comportamiento, tal y como lo dictamine el ESTADO y sus clases dominantes.
En el socialismo real y en el capitalismo: ¿dónde queda el poder del pueblo, su democracia y su libertad? No olvidemos, que todo aquello que no surja y nazca de la libertad de elección de los seres humanos, no pertenece a él, a su verdadero ser, de allí que todo lo impuesto directa o indirectamente, es ajeno a su condición de hombres y mujeres libres y por lo tanto ajeno a su naturaleza humana y auténtica.
Estamos ante un proceso y modelos civilizatorios (capitalismo-socialismo) deshumanizados, que sólo buscan el control absoluto de la población y que trata de quebrar la moral de los pueblos, deshumanización que en el inconsciente de las naciones, alimentan la desesperanza, para poder aplastar la capacidad de soñar, reír, conversar, discutir acerca del futuro, recitar, amar, jugar, imaginar y pensar con rostro propio, para poder aplastar cualquier rebelión que labre el camino hacia la utopía-entendiendo esta- como expresión subversiva frente al orden establecido por las clases dominantes, donde se busque cambios radicales, que pasan necesariamente por una verdadera y autentica emancipación, que nos pueda llevar a construir en colectivo un nuevo proyecto civilizatorio, que sea alternativo frente al socialismo real y el capitalismo, pues hasta el momento estos modelos sólo han demostrado que ha medida que avanzan esclavizan a la humanidad, negando toda posibilidad a una verdadera justicia social.
LA NUEVA CIVILIZACIÓN
Ni el capitalismo, ni el socialismo real, fueron capaces de emancipar al hombre, por el contrario, lo esclavizaron en formas de trabajo alienante, le vendieron una ideología que sólo expresa la falsa conciencia. El llamado socialismo real y el capitalismo, sólo han buscado el reparto del mundo, han producido invasiones, dictaduras, guerras, autocracias, fascismo y otras formas de poder, para domesticar, alienar, esclavizar, corromper y de esta manera controlar y centralizar el poder, que sólo beneficia las clases dominantes que a nombre de la libertad disfrutan en medio de la pobreza y las necesidades de los pueblos.
Frente a esta realidad demostrada en la historia de la humanidad, sólo nos queda parir un nuevo camino, que nos permita crear en colectivo, un nuevo modelo civilizatorio capaz de emancipar a la humanidad. ¿Cómo hacerlo? Vale la pregunta.
En el marco de la discusión política, filosófica y de las propias ideas existente en el colectivo del PRV- Tercer Camino, junto a otras individualidades y organizaciones revolucionarias, venimos generando propuestas que creemos que pueden enriquecer el debate, en medio de la diversidad de posiciones políticas e ideológicas, que a nuestro juicio alimentan la discusión, pues se trata de enriquecer el escenario que exige una nueva búsqueda de la sociedad que aspiramos, no se trata de sumar siglas de grupos o partidos, es encontrarnos en las coincidencias y en la diversidad de la discusión, para profundizar el debate y buscar salidas que surjan del propio seno del pueblo, donde tenemos mucho que aprender.
Soy de los que cree, al igual que muchos, que la nueva civilización tiene que pasar por crear un nuevo poder, que rompa definitivamente con la verticalidad del mismo. Se trata de horizontalizar ese poder, para que el pueblo realmente tome su rol protagónico como sujeto histórico y deje de ser simplemente objeto.
Es generar, abrir y parir en ese proceso ontocreador de la humanidad, un modo de producción distinto y alternativo, con las particularidades de cada nación, frente al llamado capitalismo y el socialismo real. Es lo que hemos denominado Terceros Caminos, para inventar el futuro, para producir un nuevo pensamiento que contenga la rebelión de los saberes, frente a “verdades” impuestas desde otras latitudes que nada tienen que ver con nuestro continente latinoamericano y sus propias realidades. Es parir un camino original, como lo planteaba nuestro Simón Rodríguez, que nos conduzca hacia una sociedad verdaderamente libre, justa y digna, un modelo civilizatorio que como argumentara Dewey Jhon “… El objetivo definitivo de la producción, no fuera la producción de bienes, sino la producción de seres humanos libres, relacionados unos con otros en términos de absoluta igualdad”.
Una nueva civilización pasa por respetar y profundizar la espiritualidad de nuestros pueblos, donde para muchos, esa espiritualidad esta dada en mirar la realidad desde los ojos de Dios, de una energía superior al hombre, es extraterrenal, que genera valores, que cree en la solidaridad, fraternidad, convivencialidad, respeto a la dignidad de los pueblos y por lo tanto a la dignidad de los seres humanos, esa espiritualidad de nuestros pueblos, cualesquiera sean sus formas de interpretación y su cosmogonía, ama la justicia social, pues es parte y objetivo de esa misma espiritualidad. Perspectiva válida, desde todos los puntos de vista y que la teología de la liberación enarbola con gran fuerza, al igual que otras tendencias que hoy son clandestinas, producto de los procesos colonizadores que hemos tenido. Para otros esa espiritualidad, esta dada en intentar, ver y vivir con sentido de trascendencia, es encontrar la verdad que cada acontecimiento, generado en la dinámica de la cotidianidad de la vida, refleja lo que es la verdad, para vivir con veracidad y autenticidad, conforme a las verdades de esa realidad.
De igual manera señalamos, que la nueva civilización tiene que desarrollar con gran sentido humanista, una conciencia ecológica, pues el planeta se ha convertido en un espacio muy frágil, la variedad de nuestros ecosistemas, que conforman la biosfera, la han sometido a constantes maltratos, causada por procesos de industrialización que quieren convertir a toda la tierra en mercancía, posición depredadora que de continuar como viene, se le puede ocasionar al planeta daños irreversibles. Es de hacer notar que los 6 mil o 7 mil millones de seres humanos que poblamos la tierra, exigimos de la misma, más recursos de lo que nos puede dar y el aumento de la población continua.
En el socialismo real, al igual que en el capitalismo, se predica un discurso demagógico de carácter ecológico, pero se sigue explotando de manera irracional el petróleo, el gas, el carbón y variedad de minas que están causando y siguen causando daño a nuestros ecosistemas.
Es por ello que hablamos de una verdadera conciencia ecológica, que ha de tener la nueva civilización, donde se implementen medidas urgentes, las necesarias y posibles, para alimentar y generar una política de conservación del medio ambiente natural, en pro del futuro de la humanidad, que garantice la vida del planeta y las generaciones futuras. Hay que tratar de vivir en armonía con la naturaleza, porque la humanidad es parte de ella y no esta por encima de la misma. Vivir con conciencia ecológica, es comprometerse en afirmarse y preservar el futuro, significa contemplar la naturaleza desde una nueva perspectiva que respete la tierra, por ser un ser vivo que nos ayuda a conservar la vida de la propia humanidad.
La nueva civilización, tiene que parir un nuevo orden económico, que busque satisfacer las necesidades del colectivo, donde el trabajo no este en función de producir riqueza para acumularla, ni de jornadas esclavizantes, donde se trabaje para vivir y no vivir para trabajar, donde se utilice el tiempo de trabajo socialmente necesario para que los trabajadores tengan derecho a su tiempo libre. Un modo de producción donde las relaciones sociales del mismo, sean profundamente humanista y no mercantiles, donde se le quiera poner precio al trabajo, como si la fuerza de trabajo del ser humano fuese una mercancía. Una economía donde a la tierra se le extraiga el fruto para vivir y no para comerciar, de allí que esa economía agrícola debe ser en plena armonía con la naturaleza, es parte de la conciencia ecológica.
Una educación que no sea instrumento ideológico del que domina, pues aquí no puede haber clases dominantes, esa educación debe ser nido de libertades, de sueños, realizaciones, que en el ayer fueron utopías y que en el nuevo proyecto civilizatorio podamos plasmar para dignificar la vida en comunión. Tiene que ser una educación que reafirme a la humanidad como sujeto histórico, para que deje ser el objeto y el ser alienado, resignado y controlado. Tiene que ser una educación para la emancipación, donde toda la comunidad debe integrarse para abrir espacios de convivencialidad en función de la tolerancia y el entendimiento, igualmente para afirmar los valores, la identidad, la idiosincrasia y desde luego lo que ha sido nuestra historia. Una educación que invite permanentemente a la rebelión de los saberes y donde la ciencia y la tecnología que hay que crear, para romper la dependencia, este al alcance del colectivo. Debe ser una educación donde como decía nuestro poeta Aquiles Nazoa, se invite y se convoque permanentemente a los poderes creadores del pueblo. Una educación que sea una práctica para la libertad, para la comunión, la emancipación, el diálogo, la tolerancia, donde todos en comunidad elevemos nuestros saberes en ese proceso ontocreador de la humanidad, para producir nuestro propio conocimiento y esa suma de felicidad posible de la que hablaba nuestro libertador.
La nueva civilización tiene que tener una fuerza armada, para defender la soberanía de los pueblos y no para utilizarla en contra de la población por la clase que domina y tiene el poder, tal y como se acostumbra en las viejas civilizaciones, es una fuerza armada cuyo ejército es el propio pueblo, con un alto nivel de su responsabilidad histórica y así evitar que grupos o sectores quieran volver al pasado, pues si el pueblo esta armado, difícilmente podrán desplazarlo de ese nuevo poder que surja de manera horizontal, en el marco de una nueva doctrina militar, cuyo objetivo primordial sea la de mantener la paz. En otras palabras que la soberanía descanse realmente bajo la responsabilidad del propio pueblo.
La nueva civilización, tiene que eliminar la figura presidencial, la de los ministros, gobernadores, alcaldes diputados, partidos políticos y toda institución que crea jerarquías en la relaciones de poder. Se trata de romper con la verticalidad de ese poder, que solo otorga privilegios al que los posee, colocando al resto de la población en condición de súbditos y donde en cada momento los que poseen ese poder, lo utilizan para manipular, chantajear, oprimir y esclavizar a los pueblos. De allí que hay que parir una nueva estructura de organización social, política y jurídica en colectivo, que le de al pueblo un nuevo poder que debe ser horizontal, que elimine desde luego la figura de ESTADO, para que le de al pueblo la potestad de la reapropiación social de la ley.
Es encontrar el camino real de una verdadera democracia, porque si la democracia es el gobierno del pueblo, es el pueblo el que tiene que tomar el poder y no delegarlo en procesos electorales, que sólo han servido para reafirmar el poder en las clases políticas y económicas que hasta el momento han dominado, en los modelos civilizatorios conocidos hasta ahora.
Ante este planteamiento, que no es otra cosa que “simples generalidades” es que queremos centrar el debate, para poder cambiar el orden establecido e impuesto por el eurocentrismo. ¿Qué estamos locos?,,, Viva la locura…Que el planteamiento es muy utópico…..Viva la utopía…Que somos extraterrestres…. Viva el universo...
Inventamos o erramos… Viva nuestro Simón Rodríguez….
INVITACIÓN AL DIÁLOGO
Solamente el diálogo, la discusión permanente, la tolerancia y la diversidad, nos podrá convocar a la búsqueda de un nuevo modelo civilizatorio, si queremos romper con el continuo histórico de la dominación ejercida sobre nuestro continente, por quienes han pretendido y han dominado el planeta y que han cercenado la autodeterminación de las naciones, inventándonos una sociedad y un modo de vida que nada tiene que ver con nuestras propias realidades, asumiéndolo como propio, producto de esos procesos colonizadores impuestos por el eurocentrismo.
Un nuevo proyecto inédito, para los que queremos cambiar el mundo, el mismo implica la construcción de un nuevo pensamiento emancipador, donde el colectivo participe con sus reflexiones y aportes, indistintamente que lo hagan como grupos, tendencias o corrientes del pensamiento, pues lo esencial, es su presencia en las luchas sociales que hoy libran los indígenas, campesinos, estudiantes, obreros, gremios y organizaciones populares.
Es un diálogo que hay que construir desde la diversidad, para que sea la diversidad la protagonista del encuentro, para construir un proceso de unificación del pueblo en lucha, sin que ello signifique negar, impedir o castrar su heterogeneidad.
Es abrir un espacio para la convivencialidad de las ideas que nos pueda conducir a construir en colectivo, un proyecto civilizatorio, distinto a las viejas civilizaciones, llámese capitalismo o socialismo real. Si hasta ahora no existe, es nuestro deber y obligación crearlo, no alrededor de procesos electorales, pues seria contribuir a la lógica de los que nos dominan y no estaríamos produciendo ninguna alternativa, sino por el contrario, reproduciendo y legitimando un sistema que nada ha aportado a la emancipación de los pueblos.
Esta discusión, la que estamos proponiendo es sin fronteras, es para los que soñamos, para los que creemos en la utopía, el humanismo militante, la teología de la liberación, para los militares patriotas y rebeldes, para los desobedientes, para los anarquistas, para los que creemos en la insurgencia de las muchedumbres, para los que todavía tienen esperanza que otro mundo es posible, para la conjura y juntos con los sin techo y los excluidos, los laborantes sin riqueza y nuestros habitantes originarios, podamos unir los esfuerzos para el mañana y ver como la libertad deja de ser una simple estatua y se traduzca en la felicidad posible, de un continente que pide a gritos ser emancipado.
Estamos invitando al diálogo para la hospitalidad, que con nuestros discursos, teorías y propuestas, se encuentren las palabras y los diálogos que alumbraran los caminos a seguir. Donde también se crucen y se fusionen nuestros cantos, himnos, poemas, historias, cuentos y los tambores retumben en el horizonte de la patria que anuncian nuevas tempestades, que los vientos crucen y recorran ciudades y campos, gritando con entusiasmo, fe y alegría la buena nueva y que nuestras iglesias hagan sonar sus campanas junto con el evangelio liberador, la religiosidad clandestina surja para contribuir con el reencuentro de la patria, que los sables de nuestros cuarteles junto a las ideas de Bolívar, anuncien la continuación de la lucha por la independencia y por una patria emancipada, que la rebelión de los saberes surja con tanta fuerza, que pueda convertirse en volcanes sociales, que la brisa mañanera sirva para regar estas nuevas ideas que tomaran el verde ecológico y que terminen siendo siembras de amor, esperanzas y sueños por nuestra humanidad. Ese es el reto, que asumimos los que creemos en los Terceros Caminos y los que queremos seguir soñando para que la vida deje de ser una pesadilla para los que no tienen nada.
(En numerosas oportunidades, dentro del colectivo Tercer Camino, hemos señalado que los procesos electorales, tal y como se conciben en el ayer y hoy, independientemente de los modelos sociales y económicos donde se ejecuten, son instrumentos para desarrollar el espejismo de que se vive en democracia, libertad e igualdad, pero en la práctica y producto de la manipulación que se expresan en términos publicitarios, sólo han servido para observar la triste experiencia, de cómo una masa confundida y alienada, se reúnen en una plaza o avenida, en su condición de despojados y ofendidos, para aplaudir gozosos e inconscientes a una clase política, llámese de derecha o de izquierda, quienes en la práctica son responsables de su tragedia.
Los partidos políticos, representan dentro de la lógica de la dominación, las instituciones encargadas de represar y canalizar las aspiraciones de cambio de sus militantes y de el propio pueblo, que bajo la sociología y la promesa de la esperanza, tienen la tarea de evitar que los pueblos se revelen frente a la injusticia social, que los propios partidos promueven como instrumentos del sistema y modelo de dominación, tanto en el socialismo como en el capitalismo, reproduciendo la relación entre dominante y dominado y estableciendo de esta manera relaciones de poder a través de jerarquía que sólo acrecienta a pasos agigantados la desigualdad social.)
ENRIQUE CONTRERAS RAMÍREZ
El poder, que hemos conocido hasta ahora, tanto en los países llamados capitalistas o socialistas, no ha promovido cambios sustanciales y mucho menos estructurales, capaces de reivindicar las esperanzas históricas de nuestros pueblos. El mismo sólo ha servido para consolidar una clase en el poder, independientemente de su identificación ideológica y política y de sus sistemas económicos que desarrollen. Ese poder, que de manera alienada las masas están acostumbradas a obedecer, -de ese poder-, no se puede esperar que se promuevan cambios para dignificar la vida en comunión y menos impulsar revoluciones, pues los que ejercen el mismo, están conscientes que de darse esos cambios estructurales, quedaran desalojados del control que tienen y que a nombre de un “Estado” ejercen, manteniendo sus intereses de clase.
Tanto en los países llamados capitalistas o socialistas, el poder se ejerce de manera vertical, los partidos políticos expresan esa misma verticalidad, su fuerza armada igualmente, sus instituciones jurídicas de igual manera, sus instituciones culturales de la misma forma, en otras palabras, se imponen jerarquías que de manera alienada las masas aceptan en el marco de una lógica, donde se establece una relación dominante-dominado, opresor y oprimido. Leer, ver más...
Tanto en el socialismo real como en el capitalismo, cuando los que ejercen el poder se ven en peligro de ser desalojados, por las muchedumbres que cansadas de tantas promesas y opresión, quieren producir verdaderas y autenticas revoluciones y las clases dominantes ven en riesgo sus privilegios de clase, se utiliza ese poder para desarrollar diversas formas de violencia y mandar a las instituciones policiales a reprimir a nombre del “Estado”. Así se utiliza el poder para mantener su dominio, de la misma forma se utiliza el “Estado” para mantenerlo en el tiempo.
EL ESTADO
Desde el poder no se pueden hacer revoluciones y hablamos del poder vertical, el que se ejerce a nombre de un ESTADO que permanentemente reproduce la lógica de la dominación, un ESTADO que tiende hacer de hombres y mujeres, un instrumento al servicio de sus intereses, intereses que se manifiestan en los que controlan ese ESTADO, olvidando ese ESTADO de manera intencional, que la sociedad, el colectivo por su condición humana, aspira y lucha por su libertad, de allí que ese ESTADO, se manifiesta profundamente contrario al ser humano. Es un ESTADO, que promueve las diferencias de clase y por lo tanto establece relaciones de poder de forma vertical, desde la presidencia de la república, hasta un simple alcalde de pueblo, expresan en el ejercicio de ese poder, niveles de superioridad frente a los súbditos que dicen gobernar, pues a nombre de ese ESTADO se convierten en reyezuelos, manejando cada quien su cuota de poder a nivel individual a nombre del ESTADO y de una democracia amputada, que sólo ha servido para acentuar las diferencias entre ricos y pobres y llenar de privilegios a una clase política y económica que se enriquece a consta del hambre y las necesidades de la población.
Un ESTADO que promueve instituciones, unos a nombre del socialismo real y otros a nombre del capitalismo, que sólo han servido para cercenar la libertad de pensar, decidir, actuar, escoger, opinar, soñar, porque se valen de la necesidad que tienen los pueblos, al trabajo, la alimentación, la vivienda, la educación, la salud - entre otras variables necesarias para la conservación de la vida humana- para generar dependencia de las migajas que reparten a los pobres del campo y la ciudad. Es aquí donde se manifiesta la esclavitud y alienación salarial, las jerarquías como principio generadora de una “autoridad” y un “liderazgo” impuesto y perverso, expresado en ese poder que da el ESTADO que chantajea y aplasta la dignidad de los pueblos.Ese poder, que se adquiere a través de esa figura cruel y tramposa llamada ESTADO, genera de manera alienante el llamado poder pastoral, yo soy el pastor, ustedes son mi rebaño, yo soy el rey y ustedes son mis súbditos, yo soy el amo y ustedes mis esclavos, yo soy el dueño y ustedes mis empleados, yo soy el presidente y ustedes mis gobernados, yo soy el que hago la ley y ustedes me obedecen y semejante perversidad la ha venido asumiendo la humanidad en forma sumisa, resignada, alienada, pues la misma cotidianidad no les ha permitido ver a los pueblos, que se desenvuelve en la lógica del dominado, cuestión que no le permite ver la sumisión en que lo han sumergido, porque para ese pueblo, todo se enmarca en el panorama de la “legalidad” y “normalidad”, ya que nacieron , crecieron, se desarrollaron y viven en este mundo que nos inventaron desde la colonia hasta nuestros días. Se actúa y se muere en la lógica del dominado.
Ese poder pastoral del cual nos habla Michel Foucault, es un poder que establece diferencias entre las clases sociales, donde unos mandan y otros obedecen, se manifiesta en todos los renglones de nuestra sociedad, llámese capitalismo o socialismo real, se puede ejemplificar en la escuela, cuando el niño, el adolescente, el estudiante universitario, ve en el maestro su “superior”, y al mismo tiempo éste ve en el supervisor su “superior” y así sucesivamente se sigue la cadena de mando, de superioridad por el lugar que se ocupa, que se ejerce, cada uno de ellos expresa la “verdad” que da el poder, lo mismo pasa en cualquier ministerio, alcaldía, fuerza armada etc., se reproduce cada instante la ideología y la lógica del que tiene el poder. Aquí no hay posibilidad de tomar decisiones en colectivo, del dialogo, de la solidaridad y menos cuando se trata del camino que han de seguir los pueblos para mejorar el bienestar social de las naciones. Es el poder vertical, que promueven las clases dominantes, para mantenerse en la cresta de la ola y desde allí controlarlo todo y el que se atreva a romper esa lógica del dominado, es subversivo, peligroso, terrorista-entre otros calificativos- y por lo tanto hay que salir de el, a través de leyes que ellos mismos hacen y de esta manera aplicar la “justicia” que a veces implica el asesinato por encargo por revelarse ante el orden establecido. Todo esto bajo la ilusión, el espejismo de que la democracia y la libertad existe, es parte de la retorica del que domina frente al dominado, en otras palabras esa “libertades” civiles hay que combinarlas con la “seguridad pública” y para ello, el que se salga de las normas hay que reprimirlo, con todo el peso y el poder que da el ESTADO. De esta manera se entrampa a la población para que viva resignado, sometido y alienado, bajo la influencia de un contradiscurso libertario, que lleva como intención desarmar a las muchedumbres de las ideas que lo puedan conducir a procesos emancipadores de sus respectivos pueblos.
DEMOCRACIA, PODER Y LIBERTAD
Hoy más que nunca, los nuevos paradigmas de la economía, llámese globalización o mundialización, requieren de un mundo, donde el capital imponga el sendero con su doctrina neoliberal, de manera que el planeta y todo lo que en el se encuentre, incluyendo la vida humana y el propio ecosistema, se convierta en simple mercancía.
Para tales fines, impone modelos sociales, políticos y económicos, que le hagan ver a los pueblos que se vive en plena libertad y que la misma se traduce en “democracia”, “democracia” que permite que “el pueblo elija su propio destino y sus propios gobernantes”.
Semejante falacia, se repite tanto en formas publicitarias, que le hacen creer al pueblo que la “democracia” en que vivimos, permite el disfrute pleno de la libertad y más cuando se le dice a la población que los procesos electorales tal y como los organizan las clases dominantes que participan del mismo, es un reflejo de la libertad y democracia que para el capitalismo es representativa y para el llamado socialismo participativa y protagónica.
Desde luego, que la democracia que ellos pregonan, debe estar dirigida por sus instituciones, entre los cuales se encuentran los partidos políticos y donde los partidos llamados de “izquierda” electoral juegan su papel celestino a cambio de cuotas que le permiten gozar al igual que la derecha, de las mieles que da ese poder, además de contribuir a legalizar el sistema. Partidos políticos que sólo reflejan la antidemocracia, donde se imponen líneas, conductas, normas, que regulan, controlan el comportamiento y el pensamiento de los que allí militan y el que las viola es sometido a un proceso de “justicia” que termina con su respectiva expulsión. Partidos políticos en los cuales se obliga a la gente a militar y que le roban los espacios a la organización social del pueblo. Partidos políticos, que en cada elección sus clases dominantes se reparten el poder a espaldas de la población. Partidos políticos que invitan a votar, pero no a elegir, pues ellos son los que imponen y eligen los candidatos.
Ese “poder”, esa “democracia” y esa “libertad”, que dicen darle al pueblo, no es otra cosa que un espacio panóptico, donde se vigila a la población: ¿dónde vive?, ¿que hace?, ¿dónde milita?, ¿dónde trabaja?, ¿dónde estudia?, ¿cuál es su número telefónico?, ¿casado o soltero?, ¿cuál es su cedula de identidad?, ¿cuál es su No de RIF?, ¿esta registrado en el CNE?, ¿dónde vota?, -entre otras cosas- a las cuales nos han acostumbrado y que vemos “normalmente” y en el fondo sólo van dirigidas a mantener una vigilancia sobre la población, que según el ESTADO, es para mantener el orden institucional y evitar el delito. Es una sociedad controlada a las que se le impone reglas de juego, leyes, normas, reglamentos que hacen que hombres y mujeres regulen su conducta y comportamiento, tal y como lo dictamine el ESTADO y sus clases dominantes.
En el socialismo real y en el capitalismo: ¿dónde queda el poder del pueblo, su democracia y su libertad? No olvidemos, que todo aquello que no surja y nazca de la libertad de elección de los seres humanos, no pertenece a él, a su verdadero ser, de allí que todo lo impuesto directa o indirectamente, es ajeno a su condición de hombres y mujeres libres y por lo tanto ajeno a su naturaleza humana y auténtica.
Estamos ante un proceso y modelos civilizatorios (capitalismo-socialismo) deshumanizados, que sólo buscan el control absoluto de la población y que trata de quebrar la moral de los pueblos, deshumanización que en el inconsciente de las naciones, alimentan la desesperanza, para poder aplastar la capacidad de soñar, reír, conversar, discutir acerca del futuro, recitar, amar, jugar, imaginar y pensar con rostro propio, para poder aplastar cualquier rebelión que labre el camino hacia la utopía-entendiendo esta- como expresión subversiva frente al orden establecido por las clases dominantes, donde se busque cambios radicales, que pasan necesariamente por una verdadera y autentica emancipación, que nos pueda llevar a construir en colectivo un nuevo proyecto civilizatorio, que sea alternativo frente al socialismo real y el capitalismo, pues hasta el momento estos modelos sólo han demostrado que ha medida que avanzan esclavizan a la humanidad, negando toda posibilidad a una verdadera justicia social.
LA NUEVA CIVILIZACIÓN
Ni el capitalismo, ni el socialismo real, fueron capaces de emancipar al hombre, por el contrario, lo esclavizaron en formas de trabajo alienante, le vendieron una ideología que sólo expresa la falsa conciencia. El llamado socialismo real y el capitalismo, sólo han buscado el reparto del mundo, han producido invasiones, dictaduras, guerras, autocracias, fascismo y otras formas de poder, para domesticar, alienar, esclavizar, corromper y de esta manera controlar y centralizar el poder, que sólo beneficia las clases dominantes que a nombre de la libertad disfrutan en medio de la pobreza y las necesidades de los pueblos.
Frente a esta realidad demostrada en la historia de la humanidad, sólo nos queda parir un nuevo camino, que nos permita crear en colectivo, un nuevo modelo civilizatorio capaz de emancipar a la humanidad. ¿Cómo hacerlo? Vale la pregunta.
En el marco de la discusión política, filosófica y de las propias ideas existente en el colectivo del PRV- Tercer Camino, junto a otras individualidades y organizaciones revolucionarias, venimos generando propuestas que creemos que pueden enriquecer el debate, en medio de la diversidad de posiciones políticas e ideológicas, que a nuestro juicio alimentan la discusión, pues se trata de enriquecer el escenario que exige una nueva búsqueda de la sociedad que aspiramos, no se trata de sumar siglas de grupos o partidos, es encontrarnos en las coincidencias y en la diversidad de la discusión, para profundizar el debate y buscar salidas que surjan del propio seno del pueblo, donde tenemos mucho que aprender.
Soy de los que cree, al igual que muchos, que la nueva civilización tiene que pasar por crear un nuevo poder, que rompa definitivamente con la verticalidad del mismo. Se trata de horizontalizar ese poder, para que el pueblo realmente tome su rol protagónico como sujeto histórico y deje de ser simplemente objeto.
Es generar, abrir y parir en ese proceso ontocreador de la humanidad, un modo de producción distinto y alternativo, con las particularidades de cada nación, frente al llamado capitalismo y el socialismo real. Es lo que hemos denominado Terceros Caminos, para inventar el futuro, para producir un nuevo pensamiento que contenga la rebelión de los saberes, frente a “verdades” impuestas desde otras latitudes que nada tienen que ver con nuestro continente latinoamericano y sus propias realidades. Es parir un camino original, como lo planteaba nuestro Simón Rodríguez, que nos conduzca hacia una sociedad verdaderamente libre, justa y digna, un modelo civilizatorio que como argumentara Dewey Jhon “… El objetivo definitivo de la producción, no fuera la producción de bienes, sino la producción de seres humanos libres, relacionados unos con otros en términos de absoluta igualdad”.
Una nueva civilización pasa por respetar y profundizar la espiritualidad de nuestros pueblos, donde para muchos, esa espiritualidad esta dada en mirar la realidad desde los ojos de Dios, de una energía superior al hombre, es extraterrenal, que genera valores, que cree en la solidaridad, fraternidad, convivencialidad, respeto a la dignidad de los pueblos y por lo tanto a la dignidad de los seres humanos, esa espiritualidad de nuestros pueblos, cualesquiera sean sus formas de interpretación y su cosmogonía, ama la justicia social, pues es parte y objetivo de esa misma espiritualidad. Perspectiva válida, desde todos los puntos de vista y que la teología de la liberación enarbola con gran fuerza, al igual que otras tendencias que hoy son clandestinas, producto de los procesos colonizadores que hemos tenido. Para otros esa espiritualidad, esta dada en intentar, ver y vivir con sentido de trascendencia, es encontrar la verdad que cada acontecimiento, generado en la dinámica de la cotidianidad de la vida, refleja lo que es la verdad, para vivir con veracidad y autenticidad, conforme a las verdades de esa realidad.
De igual manera señalamos, que la nueva civilización tiene que desarrollar con gran sentido humanista, una conciencia ecológica, pues el planeta se ha convertido en un espacio muy frágil, la variedad de nuestros ecosistemas, que conforman la biosfera, la han sometido a constantes maltratos, causada por procesos de industrialización que quieren convertir a toda la tierra en mercancía, posición depredadora que de continuar como viene, se le puede ocasionar al planeta daños irreversibles. Es de hacer notar que los 6 mil o 7 mil millones de seres humanos que poblamos la tierra, exigimos de la misma, más recursos de lo que nos puede dar y el aumento de la población continua.
En el socialismo real, al igual que en el capitalismo, se predica un discurso demagógico de carácter ecológico, pero se sigue explotando de manera irracional el petróleo, el gas, el carbón y variedad de minas que están causando y siguen causando daño a nuestros ecosistemas.
Es por ello que hablamos de una verdadera conciencia ecológica, que ha de tener la nueva civilización, donde se implementen medidas urgentes, las necesarias y posibles, para alimentar y generar una política de conservación del medio ambiente natural, en pro del futuro de la humanidad, que garantice la vida del planeta y las generaciones futuras. Hay que tratar de vivir en armonía con la naturaleza, porque la humanidad es parte de ella y no esta por encima de la misma. Vivir con conciencia ecológica, es comprometerse en afirmarse y preservar el futuro, significa contemplar la naturaleza desde una nueva perspectiva que respete la tierra, por ser un ser vivo que nos ayuda a conservar la vida de la propia humanidad.
La nueva civilización, tiene que parir un nuevo orden económico, que busque satisfacer las necesidades del colectivo, donde el trabajo no este en función de producir riqueza para acumularla, ni de jornadas esclavizantes, donde se trabaje para vivir y no vivir para trabajar, donde se utilice el tiempo de trabajo socialmente necesario para que los trabajadores tengan derecho a su tiempo libre. Un modo de producción donde las relaciones sociales del mismo, sean profundamente humanista y no mercantiles, donde se le quiera poner precio al trabajo, como si la fuerza de trabajo del ser humano fuese una mercancía. Una economía donde a la tierra se le extraiga el fruto para vivir y no para comerciar, de allí que esa economía agrícola debe ser en plena armonía con la naturaleza, es parte de la conciencia ecológica.
Una educación que no sea instrumento ideológico del que domina, pues aquí no puede haber clases dominantes, esa educación debe ser nido de libertades, de sueños, realizaciones, que en el ayer fueron utopías y que en el nuevo proyecto civilizatorio podamos plasmar para dignificar la vida en comunión. Tiene que ser una educación que reafirme a la humanidad como sujeto histórico, para que deje ser el objeto y el ser alienado, resignado y controlado. Tiene que ser una educación para la emancipación, donde toda la comunidad debe integrarse para abrir espacios de convivencialidad en función de la tolerancia y el entendimiento, igualmente para afirmar los valores, la identidad, la idiosincrasia y desde luego lo que ha sido nuestra historia. Una educación que invite permanentemente a la rebelión de los saberes y donde la ciencia y la tecnología que hay que crear, para romper la dependencia, este al alcance del colectivo. Debe ser una educación donde como decía nuestro poeta Aquiles Nazoa, se invite y se convoque permanentemente a los poderes creadores del pueblo. Una educación que sea una práctica para la libertad, para la comunión, la emancipación, el diálogo, la tolerancia, donde todos en comunidad elevemos nuestros saberes en ese proceso ontocreador de la humanidad, para producir nuestro propio conocimiento y esa suma de felicidad posible de la que hablaba nuestro libertador.
La nueva civilización tiene que tener una fuerza armada, para defender la soberanía de los pueblos y no para utilizarla en contra de la población por la clase que domina y tiene el poder, tal y como se acostumbra en las viejas civilizaciones, es una fuerza armada cuyo ejército es el propio pueblo, con un alto nivel de su responsabilidad histórica y así evitar que grupos o sectores quieran volver al pasado, pues si el pueblo esta armado, difícilmente podrán desplazarlo de ese nuevo poder que surja de manera horizontal, en el marco de una nueva doctrina militar, cuyo objetivo primordial sea la de mantener la paz. En otras palabras que la soberanía descanse realmente bajo la responsabilidad del propio pueblo.
La nueva civilización, tiene que eliminar la figura presidencial, la de los ministros, gobernadores, alcaldes diputados, partidos políticos y toda institución que crea jerarquías en la relaciones de poder. Se trata de romper con la verticalidad de ese poder, que solo otorga privilegios al que los posee, colocando al resto de la población en condición de súbditos y donde en cada momento los que poseen ese poder, lo utilizan para manipular, chantajear, oprimir y esclavizar a los pueblos. De allí que hay que parir una nueva estructura de organización social, política y jurídica en colectivo, que le de al pueblo un nuevo poder que debe ser horizontal, que elimine desde luego la figura de ESTADO, para que le de al pueblo la potestad de la reapropiación social de la ley.
Es encontrar el camino real de una verdadera democracia, porque si la democracia es el gobierno del pueblo, es el pueblo el que tiene que tomar el poder y no delegarlo en procesos electorales, que sólo han servido para reafirmar el poder en las clases políticas y económicas que hasta el momento han dominado, en los modelos civilizatorios conocidos hasta ahora.
Ante este planteamiento, que no es otra cosa que “simples generalidades” es que queremos centrar el debate, para poder cambiar el orden establecido e impuesto por el eurocentrismo. ¿Qué estamos locos?,,, Viva la locura…Que el planteamiento es muy utópico…..Viva la utopía…Que somos extraterrestres…. Viva el universo...
Inventamos o erramos… Viva nuestro Simón Rodríguez….
INVITACIÓN AL DIÁLOGO
Solamente el diálogo, la discusión permanente, la tolerancia y la diversidad, nos podrá convocar a la búsqueda de un nuevo modelo civilizatorio, si queremos romper con el continuo histórico de la dominación ejercida sobre nuestro continente, por quienes han pretendido y han dominado el planeta y que han cercenado la autodeterminación de las naciones, inventándonos una sociedad y un modo de vida que nada tiene que ver con nuestras propias realidades, asumiéndolo como propio, producto de esos procesos colonizadores impuestos por el eurocentrismo.
Un nuevo proyecto inédito, para los que queremos cambiar el mundo, el mismo implica la construcción de un nuevo pensamiento emancipador, donde el colectivo participe con sus reflexiones y aportes, indistintamente que lo hagan como grupos, tendencias o corrientes del pensamiento, pues lo esencial, es su presencia en las luchas sociales que hoy libran los indígenas, campesinos, estudiantes, obreros, gremios y organizaciones populares.
Es un diálogo que hay que construir desde la diversidad, para que sea la diversidad la protagonista del encuentro, para construir un proceso de unificación del pueblo en lucha, sin que ello signifique negar, impedir o castrar su heterogeneidad.
Es abrir un espacio para la convivencialidad de las ideas que nos pueda conducir a construir en colectivo, un proyecto civilizatorio, distinto a las viejas civilizaciones, llámese capitalismo o socialismo real. Si hasta ahora no existe, es nuestro deber y obligación crearlo, no alrededor de procesos electorales, pues seria contribuir a la lógica de los que nos dominan y no estaríamos produciendo ninguna alternativa, sino por el contrario, reproduciendo y legitimando un sistema que nada ha aportado a la emancipación de los pueblos.
Esta discusión, la que estamos proponiendo es sin fronteras, es para los que soñamos, para los que creemos en la utopía, el humanismo militante, la teología de la liberación, para los militares patriotas y rebeldes, para los desobedientes, para los anarquistas, para los que creemos en la insurgencia de las muchedumbres, para los que todavía tienen esperanza que otro mundo es posible, para la conjura y juntos con los sin techo y los excluidos, los laborantes sin riqueza y nuestros habitantes originarios, podamos unir los esfuerzos para el mañana y ver como la libertad deja de ser una simple estatua y se traduzca en la felicidad posible, de un continente que pide a gritos ser emancipado.
Estamos invitando al diálogo para la hospitalidad, que con nuestros discursos, teorías y propuestas, se encuentren las palabras y los diálogos que alumbraran los caminos a seguir. Donde también se crucen y se fusionen nuestros cantos, himnos, poemas, historias, cuentos y los tambores retumben en el horizonte de la patria que anuncian nuevas tempestades, que los vientos crucen y recorran ciudades y campos, gritando con entusiasmo, fe y alegría la buena nueva y que nuestras iglesias hagan sonar sus campanas junto con el evangelio liberador, la religiosidad clandestina surja para contribuir con el reencuentro de la patria, que los sables de nuestros cuarteles junto a las ideas de Bolívar, anuncien la continuación de la lucha por la independencia y por una patria emancipada, que la rebelión de los saberes surja con tanta fuerza, que pueda convertirse en volcanes sociales, que la brisa mañanera sirva para regar estas nuevas ideas que tomaran el verde ecológico y que terminen siendo siembras de amor, esperanzas y sueños por nuestra humanidad. Ese es el reto, que asumimos los que creemos en los Terceros Caminos y los que queremos seguir soñando para que la vida deje de ser una pesadilla para los que no tienen nada.
HACIA UNA CONSTITUYENTE ORIGINARIA
LA LINEA JUSTA ES, LUCHAR HASTA VENCER
LA LINEA JUSTA ES, LUCHAR HASTA VENCER
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